Se han trasladado y desviado los debates de nuestra sociedad a las palabras vacías, a la semántica, obviando y dejando de lado hechos, realidades, situaciones o datos.
Cuando lo que más importa es la ideología o la lucha por el poder (político, social, económico, religioso) las personas y sus vidas no importan.
Lo que, además, conlleva que quien toma las decisiones ya no se hace cargo de sus resultados, de sus consecuencias, ni de responsabilizarse de las mismas, e incluso se le asciende cuando son desastrosas.
jueves, 11 de agosto de 2022
Vivimos en un simulacro
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