Durante todo la primavera, el verano y el otoño la hormiguita trabajó y trabajó sin parar, almacenando comida para el invierno sin disfrutar ni un solo día del sol, ni de pasear por los campos o de estar de fiesta con sus amigas.
Mientras, la cigarra andaba todo el día cantando, bailando, paseando y disfrutando de la vida con sus amigas del bosque.
Cuando empezaron a caer los primeros copos de nieve y llegó el invierno, la hormiguita, cansada de tanto trabajar, se metió en su hormiguero lleno hasta el techo de comida. La cigarra se acercó hasta allí y le pidió quedarse todo el invierno con ella para no pasar hambre ni frío. La hormiguita le contestó:
– "De ninguna manera, mientras yo trabajaba y trabajaba tú te divertías y no preparabas nada para el invierno, así que ahora tendrás que buscarte otro sitio, aquí no cabes y no hay comida para las dos".
Pasado el invierno, la hormiguita salió de su hormiguero y miró por todos los campos para ver si encontraba a la cigarra, pero nada, no la vio por ningún sitio. Al cabo de unos días, mientras volvía a acarrear más granitos de trigo para el próximo invierno, comenzó a oír a alguien que se acercaba cantando. Era la cigarra.
– "¿Pero dónde has estado todo este tiempo", -preguntó la hormiguita.
– "Cómo no tenía comida y hacía tanto frío he estado viajando por el mundo y en todos los sitios se alegraban de escuchar mis canciones y me cuidaban. Ahora tengo una casa en cada ciudad y toda la comida que pueda desear. Por cierto, mañana voy a París a actuar en un teatro para el que me han contratado para toda la primavera, ¿necesitas algo de allí?".
– "Si, dijo la hormiguita. Si te encuentras con La Fontaine por París, ¡mándalo de mi parte a freír espárragos!".
---------------------------------
Versión "actualizada" de esta conocida fábula de Jean de la Fontaine
No hay comentarios:
Publicar un comentario