Observó la manera de caminar del muchacho –exactamente como un ladrón.
Observó la expresión del joven –idéntica a la de un ladrón.
Observó su forma de hablar –igual a la de un ladrón.
En fin, todos sus gestos y acciones le hacían parecer culpable de hurto.
Pero más tarde, encontró su hacha en su casa, detrás de la puerta.
Y después, cuando volvió a ver al hijo de su vecino, todos los gestos y acciones del muchacho le parecían muy diferentes de los de un ladrón.
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Lie Zi
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