La única manera de pasar al otro lado era cruzar por el tronco de un árbol que unía los dos lados. Al querer cruzarlo, las dos cabras se miraron y como eran muy testarudas decidieron avanzar a la vez hasta que se encontraron frente a frente en la mitad del tronco. Ninguna de las dos quiso ceder el paso a la otra.
Y allí se quedaron horas y horas sin que ninguna pudiera avanzar ni quisiera retroceder, hasta que, de repente, el tronco empezó a romperse por el peso de las cabras, y las dos acabaron cayéndose al río.
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Adaptación de una fábula de Esopo
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