Un día, por casualidad, encontró una gaviota herida en la puerta de su casa. Con todo el cuidado del mundo la tomó entre sus brazos y ordenó a sus médicos que la curasen. La herida no era muy profunda y la gaviota se curó muy pronto.
Feliz con la compañía de la gaviota le preparó lo que pensó que eran las mejores comidas para ella: carnes y frutas exóticas. Sin embargo, la gaviota no comía nada de aquello y cada vez estaba más aturdida y hambrienta. Así pasaron tres días, después de lo cual la gaviota murió.
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Adaptación de un cuento tradicional chino
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