De repente vio algo que brillaba en la arena.
Se agachó a recogerlo y descubrió que era un trozo de espejo.
Nunca antes había visto un espejo y empezó a mirarlo por todos lados.
Cuando vio su cara reflejada en él exclamó:
– "¡Qué horror! ¡Qué cosa más fea! No me extraña que lo hayan tirado".
Tiró el espejo a la arena y siguió su camino.
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Cuento persa atribuido a Rumí
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